Proverbio hindú

"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora."

martes, 8 de junio de 2010

CATARSIS

Supongo que sabes que, en algún instante, tal vez en un segundo, o en tres años, llega un punto en el camino, un inciso en el que te paras y todo da vueltas.
A tu lado hay algo o quizá no hay nada.
Detrás hay huellas silenciosas que poco a poco van desapareciendo.
Delante hay incertidumbre.
Y en tu cabeza un revoltijo de ideas sin sentido que poco a poco van creciendo.
En ese momento en que todo gira tú explotas.
Las ideas empiezan a tomar forma, tus pensamientos se convierten en palabras que susurrando comienzas a gritar.
Tus miedos salen a flote y empiezas a pelear contra ellos, tu sonrisa se hace más grande y el silencio lo marcas tú.
Ha llegado tu momento. Es tu segundo, tu minuto y tu hora.
Es tu parada en el camino. Es la inflexión de tu mundo. Sois tú y tu vida.


Raquel

lunes, 10 de mayo de 2010

Gafas

No hacía mucho de la última vez que me visitó.

Vestía unos pantalones blancos, una camiseta limpia y unas gafas demasiado grandes, que le daban un aspecto gracioso.

No recuerdo qué me dijo, no escuchaba su voz. A lo lejos oí unos murmullos. Me levanté, y comencé a cambiar hasta el linde del bosque que rodeaba la casa. Casi tropiezo con el triciclo de Samuel, cuando aprenderá este crío a guardar sus juguetes.

El primer árbol crecía de una forma extraña, inclinado hacia la izquierda. Esto hacía que pasar por debajo me recordara a cuando de pequeño corría por los bosques del norte, jugando a ser un tigre, un león o un lobo.

Todavía seguía hablando a lo lejos. Pero los murmullos son cada vez más perceptibles, y notaba como mi corazón latía con más fuerza. ¿Qué iba a encontrarme?, ¿quizás un tesoro?, ¿o puede que una lámpara mágica?. Me encontré un río, y de él emanaba una tenue luz azul. Cuando me acerqué un poco más, una sirena saltó desde el agua y se quedó flotando a escasos metros de mí. Se sacó la espada que llevaba clavada en el pecho, y me la entregó, para caer al río con un chapoteo, muerta. Guardé la espada en mi cinturón, monté en mi caballo, y tras asegurarme el casco, subí río arriba a matar al dragón del castillo donde mi princesa aguardaba sola y frágil. A escasos metros de la puerta, suena la campana. Me quito el casco, y me bajo de ese extraño asiento que simula un caballo. El director me da la enhorabuena, y todo el equipo de grabación me aplaude. Salgo, orgulloso de mi mismo, hacia mi camerino, en el cual me encuentro con varios fans que desean un autógrafo y unas fotos.

Tras interminables halagos salgo en mi coche de medio millón de euros hacía mi mansión en la ladera de la montaña más prestigiosa de Marte, cuando de repente una horda de serpientes con antifaz me rodea y me deja inconsciente. Cuando despierto, noto con mi lengua bífida que en el lugar en el que me encuentro hay muchas personas. Reptan por aquí y por allá, siseando y mirándome con odio, pero con un gran esfuerzo, extiendo mis alas, rompo mis ataduras, y comienzo a volar hacia el cielo, perdiéndome por el universo, donde al fin encuentro paz en una estrella lejana y pequeña. Ahora descanso, girando y girando al rededor del cuerpo celeste. Quién sabe, quizás en mi superficie nazca la vida. Quizás mi hazaña cree otras miles de millones de hazañas que logren que el Consejo de los 7 Universos se pongan de acuerdo para poner la hora del bocata, ya que realmente me entra mucha hambre en esas tardes de trabajos forzados en las minas de uranio del tercer sector del octavo sistema bolghervaliano.


De repente aparezco de nuevo frente al río, y recuerdo que tengo un invitado en casa. Que maleducado soy. Corro a escuchar el final de su interminable discurso. Agotado subo las escaleras en los instantes finales de su verborrea: "…y nunca sabrás porqué hizo lo que te acabo de narrar, porque eres un cobarde, tienes miedo al tiempo y a las cerezas azules."


Y cruzando sus 9 brazos, fue rodando hasta su carruaje de macarrones y se marchó para siempre.





Rubén

miércoles, 21 de abril de 2010

Hoy me he despertado
y me he propuesto mirar por la ventana
abrir los ojos y alzar la mirada
he querido hacerlo y no he visto nada.
Hoy me ha apetecido pintar de azul turquesa
tu cara en blanco y negro
y volar cuando venga el viento
y desaparecer cuando no haya ganas.
Hoy he comenzado a contar
de uno a diez y para atrás
y he querido reir
para después olvidar.
Hoy he pensado que esto va mal
que cuando eres niño y no sueñas
empiezas por el final.
Y si hay quien sufre
porque necesita recordar
que está viviendo,
que todavía puede respirar.
Y hay quien se lamenta
porque hoy no ha podido trabajar
porque el mañana quizá no llegue
y el ayer no vuelva más.
Hoy he aprendido que aquí,
nos quejamos hasta de respirar
que las cosas más pequeñas
pocas veces se quieren mirar.
Y si te callas, y si no empiezas,
si no piensas con el corazón,
ni sientes con la cabeza,
si no miras a tu alrededor
y no escuchas al que tropieza
hoy no será hoy,
ni ayer, ni mañana...
hoy no será nada.


Raquel Mejuto González

He soñado con un mundo para dos, de turquesa he pintado azul un lugar para soñar, ¿El mundo liliput?.
Dejar de ser grandes para crecer en lo pequeño, atrapar el firmamento, ser tu propio dueño.
Donde la gente respeta el silencio, abraza los besos y besa los sueños.
Donde los dias se cuentan en tranquilos vaivenes de tiempo.
Donde vivir sea mas que un derecho, una ley, no un juego
Lástima que todo sueño llega a su despertar y encuentre en su fin consuelo mi triste realidad,
un cielo que llora al ver a los niños llorar, las nubes devoran el gris con su hambre voraz, el polvo ha ensuciado las calles, las sonrisas no han vuelto a hablar.
Mas queda en mi alma un verde de esperanza y libertad, ilusiones de un mañana que destruyan sin piedad, todas cuantas cosas hagan a este niño llorar.



Nazaret Nogueira del Río

lunes, 19 de abril de 2010

Porque es lo único que te ha guiado..
La ira te ha dominado
Y por fin, sí!, por fin…
Ha dado frutos ese manzanal

Ante tus ojos aparece una sombra
Antes no vista
Ante tus ojos reaparece una vida juntos
Y por primera vez piensas en cómo has llegado a eso
En cómo le has hecho daño
Cómo la has podido llegar a odiar

Un único pensamiento cruza tu mente
“acompañarla”

Y, con esa creencia
Coges el primer cuchillo
Sumergiéndote en un viaje infinito
En su busca
Aún así..
Creyendo amarla…



Leticia Tasende Remuiñán

sábado, 17 de abril de 2010

Libertad... la diosa de la realidad
cuánto te he hechado de menos
cuánto pensé que me habías fallado
esa verdad ambigua de que nunca me has abandonado

Era yo la que te había encerrado en un pequeño tarro de cristal
con una tapa imaginaria cerrada con la ceguera que cubría mi mirada

Ayuda para abrir un tarro sin tapa?
Ayuda para dar luz a una mirada por un momento cegada..
por un momento engañada
por momentos asustada

Alivio...
de respirar y, con un suspiro ver el mundo sin un abismo

mirar al cielo y sonreir de nuevo
deleitarte con lo bello

Dormirte abrazada a un sueño

ilusionarte con el futuro

Intentar tocar la hierba ...
y ver que frotas sobre la tierra

Que tus angustias ya no son penas
que tus preocupaciones ya no recorren tus venas.



Leticia Tasende Remuiñán

Mírame, estoy aquí

--Mírame, estoy aquí

¿Qué hago hoy? Me aburro demasiado en casa. Escuchar música me aburre.

Jugar a la videoconsola me aburre.

Internet...me aburre.

--¿Acaso no puedes verme? Sigo aquí

Si salgo a la calle...hará frío, y no tengo ganas de ponerme el abrigo y de abrir el paraguas.

--Y encima llueve. Y hace frío. Y me mojo. Y tirito

Pero si me quedo en casa tendré que aguantar otro sermón por las notas o tendré que oír a mi madre, por enésima vez, en la absurda e inútil tarea de enseñarme a poner la lavadora.

--A ver qué hago mañana. Esta camiseta lleva demasiado tiempo sucia. Dentro de poco se romperá y tendré que buscar otra.

¿Y si cojo el móvil y llamo a alguien? Mierda, estoy sin saldo.

--¿Es que aún no me ves? ¿Voy a tener que gritar para que te fijes en mí?

Voy a encender la radio, un poco de ruido no viene mal.

--¿Qué es ese ruido? ¿Y esa luz en el cielo? Suena demasiado cerca y tengo miedo

¿Y ahora qué?¿Enciendo la tele y la miro hasta que me llamen para cenar?

--Necesito una caja para cubrirme. Y comida. Quizá en aquel contenedor...

Parece que la tormenta no cesa. Será mejor bajar la persiana. ¿Qué es eso?

--¡Oh! Ahora me ves. Sí, mírame, estoy aquí.

Definitivamente será mejor bajar la persiana.

--¡No!¡No la bajes! ¿Por qué te empeñas en no mirar? Somos del mismo mundo. Mírame.

--Por favor, mírame...mírame



Raquel Mejuto González